Sin lugar a dudas la violencia de género se corresponde con el concepto que sirve de encabezamiento a la nota y posiblemente al ser durante siglos las víctimas directas de una cultura donde el poder residía solo en la fuerza física, se convierten en un emblema.
En la cultura aún hoy dominante, está latente “el derecho primitivo del macho de ejercer discrecionalmente la violencia sobre la mujer” de la misma forma que se sigue utilizando como “arma de guerra” la violación de las mujeres del enemigo.
En la serie de origen británico The Fall, la protagonista dice en un momento: “Los hombres temen de que las mujeres se rían de ellos. Las mujeres temen que las maten.”
Pero a medida que la sociedad se complejiza y ya no solo la fuerza es el poder el mapa social y de género se vuelve mucho más complejo.
Trasciende el concepto del femicidio aunque este sea su fenómeno hoy más visible, quizás demostrando el poder que va ganando la mujer en la sociedad.
Detras de él se esconde una violencia inaudita que se ejerce permanente y sordamente sobre el niño, la mujer, los pobres, los ancianos, los indocumentados, los inmigrantes ilegales, los enfermos fuera del sistema de salud y tantos más…
Pero que tienen todas unas características comunes: SU DEBILIDAD.
La respuesta que encontró la humanidad en su evolución para proteger al débil fue la creación del estado y consecuentemente un sistema de justicia que debiera proteger al ciudadano con un sistema de castigos para quienes lo violen que debe ser acorde a la gravedad de su ofensa.
Claro está que el estado tiene bases fundacionales como su sistema de justicia de la cultura masculina dominante y durante siglos mantuvo distintas miradas según el género de la víctima.
Hoy la mujer consigue una posición de poder que le permite entrar a disputar en la sociedad no solo el
cambio de mirada, sino profundos cambios en el estado y en la justicia presionando políticamente sobre la sociedad.
Quizás aún falte precisar en la demanda los nuevos instrumentos, pero la cívica movilización de hoy miércoles en Buenos Aires y en otras ciudades creo que debiera marcar un camino que como toda historia de los derechos civiles, se escribe de a poco todos los días.
En una fantástica novela de J.M.Coetzee, “Diario de un mal año”, refiriéndose al origen del estado, el protagonista dice: “Si, pese a la evidencia de nuestros sentidos, aceptamos la premisa de que nuestros antepasados crearon el estado, entonces debemos aceptar también lo que esto comporta: que, si lo hubiésemos elegido, nosotros o nuestros antepasados podríamos haber creado el estado de alguna otra forma; tal vez, también, podríamos cambiarlo colectivamente si así lo decidiéramos.”
@r_jaen
